La fruta moderna, Marketing con sabor a nada

Marga Noguera

Hoy vengo a hablarte de un tema que seguro te han vendido como incuestionable: la fruta.

Desde pequeños nos repiten que hay que comer fruta todos los días.

Que tiene vitaminas, antioxidantes, fibra…

Y que si no lo haces, te vas a poner enferma.

Y ojo, yo comía fruta desde pequeña.

Me gustaba. Pero tenía que tener sabor.

Sabor a lo que era.

Y eso es algo que, cuando somos pequeños, podemos distinguir fácilmente.

Nuestro cuerpo, sobre todo en la infancia, tiene esa intuición intacta.

Porque aún no está lleno de filtros.

Esos filtros que les vamos poniendo los adultos, con todo el amor del mundo, sí…

pero desde el miedo que nos han inculcado.

Desde creencias que no se sostienen, pero que repetimos sin cuestionar.


Y así, poco a poco, los niños van perdiendo esa capacidad ancestral de saber lo que les conviene.


Ahora quizá estés pensando:


“¿Entonces por qué les apetece tanto comer ‘porquerías’?”


Y aquí viene lo interesante:

Porque los niños no están desconectados.


Son seres profundamente conectados a su cuerpo, a su instinto y a lo que verdaderamente necesitan.


No son “menos evolucionados”. Al contrario.

Están más cerca de la sabiduría natural que nosotros hemos silenciado.

Y su biología, que no ha olvidado su origen,

responde ante ciertos sabores como lo ha hecho durante miles de años.

El sabor dulce, por ejemplo, siempre fue señal de seguridad, de energía rápida, de alimento comestible.

Así que cuando les das chuches o productos industriales, su cuerpo responde como si fueran frutos dulces, como si eso viniera de la naturaleza.

๐Ÿ‘‰ No saben que eso fue creado en un laboratorio.

No porque no puedan razonar…

sino porque su sabiduría va más allá del razonamiento.

Por eso les gusta.

No porque estén mal educados.

Sino porque están programados para sobrevivir.

Y también para sentir placer.

Solo que ese placer… ha sido hackeado.


๐Ÿ˜ถ‍๐ŸŒซ๏ธ ¿Comes fruta… o comes una idea de salud?

Hoy veo a mucha gente comiendo fruta sin hambre, sin ganas, en pleno invierno, fruta de invernadero que ni sabe a nada ni tiene nada.

Fruta que ha viajado miles de kilómetros, que ha sido tratada con pesticidas, que ha crecido sin recibir el sol que tú sí necesitas para estar sana.

Y lo peor: la comen pensando que lo hacen por salud.

Frutas hibridadas, diseñadas para ser más dulces, más grandes, más brillantes…

Pero no más nutritivas. Ni más humanas.

Y claro, después nos creemos que estamos cuidando el cuerpo…

Cuando en realidad lo estamos confundiendo.


๐ŸŒฟ La fruta que tiene sentido…

No está en el lineal del súper.

Está en tu entorno. En tu tierra. Bajo tu sol.

La que crece sola.

๐Ÿซ Arándanos silvestres, moras, fresas de temporada, madroños, higos chumbos…

Frutas reales. Frutas salvajes. Frutas ancestrales.


๐Ÿง  Y sabes qué tiene realmente la fruta?

Azúcar.

Y una excusa perfecta para seguir enganchada a tu adicción por lo dulce… o a esa rigidez metabólica que mantienes viva comiendo algo "sin culpa".

Porque claro, te dicen que es natural, que tiene fibra, vitaminas, minerales, que tiene antioxidantes.

Pero nadie te dice que también tiene justo lo que te impide salir del bucle. Y eso, tu cuerpo lo sabe. Aunque tú todavía no lo quieras ver.


๐Ÿงฌ Fructosa: ¿energía… o carga hepática?

La fructosa, presente en muchas frutas, no se usa bien en el cuerpo humano.

Solo puede metabolizarla el hígado.

Y lo que no puede gestionar… lo transforma en grasa.

๐Ÿ“‰ Resultado: hígado graso, triglicéridos altos, inflamación, resistencia a la insulina.

Y aquí lo fuerte:

๐Ÿ‘‰ La fructosa no te da energía útil. Solo te sobrecarga.

Otros animales (aves frugívoras, insectos) la aprovechan mejor. Nosotros, no.

Y además, genera ácido úrico, inflamación y desequilibrios.


๐Ÿšซ Antinutrientes en la fruta

Muchas frutas contienen sustancias que bloquean la absorción de nutrientes:

**Fitatos** → interfieren con calcio, magnesio, zinc.

**Oxalatos** → impiden absorber calcio, pueden causar cálculos.

**Taninos** → dificultan la digestión y la absorción del hierro.

¿Por qué? Porque las frutas también se defienden.

No están diseñadas para que las comas todo el año, todos los días, en cualquier clima.


๐ŸŒพ ¿Y la fibra?

Nos repitieron que era esencial.

Pero no lo es.

Cuando comes alimentos reales (grasas, proteínas, descanso, calma),

**no necesitas fibra para tener una digestión eficiente**.

De hecho, la fibra fermenta en el intestino y provocan gases, inflamación y malabsorción.

La fibra puede incluso arrastrar minerales sin permitir que los absorbas.

¿Y por qué pasa esto?

Porque la mayoría de la fibra vegetal es celulosa, y los humanos no tenemos celulasa, la enzima necesaria para descomponerla.

Así que no la digerimos. No la transformamos en energía. No la absorbemos.

Simplemente pasa por el intestino, bloqueando cosas por el camino.

Entonces… ¿para qué sirve?

Te dirán que es “para alimentar la microbiota”.

Y también que “es necesaria para evacuar bien”.

Pero vamos por partes:

๐Ÿ‘‰ Alimentar bacterias no es una necesidad humana prioritaria.

Tu cuerpo tiene otras vías mucho más efectivas —como la cetosis, la autofagia y el descanso digestivo— para equilibrar ese ecosistema.

No estás aquí para dar de comer a tus bacterias. Estás aquí para nutrirte tú.

Y sobre lo de evacuar mejor con fibra…

eso también es falso.

¿Cómo vas a solucionar un atasco **añadiendo más materia al atasco**?

Eso nunca ha funcionado.

Lo único que hace es aumentar el volumen de las heces, creando más distensión, más inflamación y más esfuerzo innecesario.

Y lo digo con conocimiento de causa:

En mí, y en todos mis asesorados, la supuesta “ayuda” de la fibra solo empeoraba la situación.

Cuando el cuerpo recibe alimentos adecuados, reales y respetuosos con su diseño…

el tránsito intestinal se regula solo. Palabrita! ๐Ÿ™

Sin atascos.

Sin empujar.

Sin drama.


๐Ÿงช Beta-hidroxibutirato: ¿fermentar fibra o activar tu metabolismo ancestral?

Uno de los grandes argumentos a favor de la fibra es que algunas bacterias intestinales, al fermentar ciertos tipos de fibra, producen butirato.

Y sí, ese compuesto (especialmente en su forma activa, el **beta-hidroxibutirato**) es beneficioso: tiene propiedades antiinflamatorias, protege al sistema nervioso, mejora la sensibilidad a la insulina…

PERO —y aquí va el dato que no se dice—

๐Ÿ‘‰ Tu cuerpo también puede producir ese mismo beta-hidroxibutirato en cantidades mucho mayores y de forma directa, cuando entras en cetosis.

¿Y qué es más coherente con tu biología?

¿Esperar a que unas bacterias lo generen al fermentar fibra (y solo si la microbiota está “en condiciones”)?

¿O activar el mecanismo ancestral de cetosis que el cuerpo humano lleva perfeccionando desde hace miles de años?

La fermentación de fibra es una ruta lenta, dependiente del intestino y sus desequilibrios.

La cetosis, en cambio, es un sistema directo, autónomo, diseñado para la supervivencia.

Y si lo que buscas es BHB, claridad mental, energía limpia y menos inflamación…

comer menos veces, ayunar y usar grasas reales te lo dan sin intermediarios.


๐Ÿ’ฌ Cuerpos cetónicos: energía limpia, profunda y real

Cuando dejas de alimentar tu cuerpo con glucosa constante y vacía,

cuando dejas de pedirle que se adapte a lo que no está diseñado para metabolizar,

<aside> ๐Ÿ”ฅ

entra en juego su verdadera fuente de energía: los cuerpos cetónicos.

</aside>

Producidos a partir de las grasas (sí, las que te dijeron que eran malas),

Los cuerpos cetónicos alimentan tu cerebro, tu sistema nervioso y tus mitocondrias de forma limpia, estable y sin residuos inflamatorios.

No necesitas azúcar para vivir.

Necesitas volver a comer como humana.


โšก Antioxidantes: lo que nunca te contaron

La fruta no es la única fuente de antioxidantes.

๐Ÿ‘‰ Tu cuerpo produce los suyos, y son más potentes.

Pero claro… para eso necesita condiciones humanas:

Dormir de noche. Evitar luces artificiales tanto de día como de noche. Respirar. Tocar la tierra. Estar en paz. Comer comida real.

Y aquí viene la ironía:


Comer carbohidratos constantemente genera radicales libres.


Sí, la glucosa en sangre te envejece más rápido.

Tu cuerpo sabe generar y usar radicales libres de forma natural.

El sol, el ejercicio, la vida.

No son el enemigo. Lo es el exceso… y tu desconexión.


โ“Antes de comerte una fruta, pregúntate:

¿Me apetece de verdad?

¿Ha crecido cerca de mí, en esta temporada?

¿La necesito… o la como por miedo?

Porque igual lo que te falta no es una mandarina en abril.

Igual lo que te falta es sol, tierra, silencio y presencia.